El estrés por frío es una de las circunstancias más comunes y delicadas a las que las gallinas están expuestas en el día a día. Por esta razón, la variación de temperatura junto al déficit alimenticio, incrementan la sensibilidad que induce una baja carga energética por cambios hormonales.

Como respuesta de la alta sensibilidad corporal que poseen, el tejido de las gallinas es muy susceptible a bajas y bruscas temperaturas. Por tanto, será esencial buscar las medidas preventivas para combatirlo y evitar que el estrés por frío derive en otra patología.

¿Por qué las gallinas padecen estrés por el frío?

Existen diversos factores ambientales y climáticos que causan una inestabilidad en el bienestar de las gallinas que pueden dejar secuelas en su actividad ponedora. Claramente, la exposición a cambios de temperatura o estancia en albergues con temples extremos impactan gravemente en su fisiología debido a su sensibilidad.

De acuerdo a la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la UNICA – Perú, una disminución inferior a 10º Celsius ocasiona estrés por frío. Asimismo, las gallinas son incapaces de conservar la energía para conservar el calor corporal debido a inestabilidades en su sistema inmune, neuroendocrino y de anti-oxidación.

El frío, la falta de humedad y los trastornos alimenticios provocan que las gallinas sean más propensas a tener un déficit inmunológico para defenderse naturalmente. Como resultado, es posible que pasen por distintos niveles de estrés que parten de comportamientos involuntarios hasta eventos catastróficos como la muerte.

¿Qué secuelas deja el estrés por frío en las gallinas?

Tal como comenta un estudio de la Universidad Autónoma de Barcelona relacionado al estrés térmico de gallinas, el ritmo cardiaco y respiratorio se ve afectado. En ese sentido, a nuestras mascotas se le ralentizan el metabolismo y el proceso de producción de huevos por un considerable período de tiempo.

De manera biológica, el organismo de las gallinas puede enfrentar secuelas por descalcificación y por trastornos en distintas hormonas, principalmente el cortisol. Estas condiciones ponen en riesgo el buen funcionamiento de la frecuencia cardiaca y presión arterial que afectan el rendimiento de sus músculos y órganos como el intestino e hígado.

Asimismo, el blog Zooctenia y Veterinaria menciona que nuestras gallinas podrían padecer de un decaimiento en su ritmo y eficiencia en la producción de huevos. Esto se debe a problemas de circulación sanguínea y producción de glóbulos que no permiten que exista un correcto funcionamiento de producción de huevos.

¿Cómo evitar que las gallinas no sufran de estrés por el frío?

Las medidas de hábitat en casa debes planificarlas muy bien antes de hospedar a una gallina como mascota, por lo que debes protegerla de la intemperie. En ese caso, es mejor adaptar una habitación ventilada en forma de gallinero para que conserve el calor y no existan variaciones significativas de temperatura.

Por otro lado, es necesario cumplir con un régimen alimenticio donde tus gallinas adopten un plan nutritivo a largo plazo. Es importante tomar en cuenta la pérdida de minerales, electrolitos y grasas para compensarlo en base a una nutrición aviar que beneficie también su metabolismo. En ese sentido, te aconsejamos estar cerca de tu gallina para detectar cualquier tipo de trastorno o inflamación así como la calidad de los huevos que vaya poniendo.

Asimismo, es recomendable que tomes en consideración un plan de suplemento vitamínico rico en vitamina C y Complejo B que sean necesarias para fortalecer músculos, tejido corporal y plumaje. De este modo, tu gallina se verá más fortalecida y podrás alargar su expectativa de vida hasta que las enfermedades sean naturales e involuntarias de su propio organismo.